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ara nadie es un misterio que

nuestro gremio en estos últimos

años ha sufrido los embates de la

politización. De esta situación surgió un

importante distanciamiento entre sus

filas, que nos llevó a sufrir una fractu-

ra. De ella nació en 2012 un nuevo ente,

que ha trabajado de manera esforzada

para volver a poner en primera línea las

demandas de un gremio que ha careci-

do del apoyo necesario de la autoridad

para sacarnos del “subdesarrollo” y de

la anarquía en que nos desenvolvemos.

Desde entonces, la Confederación Na-

cional del Transporte de Carga de Chile

(CNTC-Chile) ha reclutado camioneros

y asociaciones realmente interesados

en el crecimiento de nuestro sector y

ha trabajado para ofrecerles una luz de

esperanza y recuperar esa mística que

otrora era un sello de nuestra actividad.

Los problemas a los cuales nos enfren-

tamos periódicamente van saltando de

área en área, peleándose diariamente un

protagonismo no deseado. Si estos temas

tuvieran un tratamiento conveniente,

mejoraría mucho el andar de esta indus-

tria, ofreciendo una mejor calidad de vida

para nuestros conductores e incentivos

para minimizar la falta de mano de obra

en cuanto a la conducción se refiere.

Enumerar las dificultades es largo y

complicado, pero mencionaré algunas

que son de vital importancia para sacar

adelante nuestro sector: una legislación

laboral adecuada a las características del

trabajo a desempeñar por parte de los

conductores; reglamentos con estánda-

res de servicio; derechos y deberes en

la cadena del comercio exterior; adecua-

ción de los largos máximos y peso po-

tencia; un verdadero IPC del transporte;

peajes normados y con tarifas reales; se-

guridad en carreteras; áreas de descanso

seguras; límite de responsabilidad máxi-

ma civil; seguro de daños contra terceros

de los conductores, etc.

Como observarán, hay mucho que

hacer y mucho por qué trabajar. Sólo

he mencionado algunos inconvenien-

tes, pero estimo que el mayor de ellos

es la falta de una autoridad abocada al

transporte de carga por carretera, situa-

ción que por décadas se nos ha negado

o frente a la cual nadie ha demostrado

verdadero interés. Es una verdadera

lástima, que nos obliga a “rascarnos con

nuestras propias uñas” y conseguir las

soluciones con herramientas que no van

de la mano del diálogo, precisamente.

Ésta es la cruda realidad de un gremio

que se niega a desaparecer como activi-

dad y que agrupa y reúne a unos 39.000

empresarios del transporte y otros tan-

tos que están por sumarse. Sin embargo,

la falta de una Ley de Transporte, que es

nuestro objetivo supremo, impide una

renovación natural del sector y la anhe-

lada profesionalización de la actividad,

más aún en los albores de este siglo XXI

en que las medidas e implementaciones

ecológicas ya no son un lujo sino una

necesidad, en que las huellas de carbo-

no juegan un rol preponderante al igual

que otras tantas medidas que debería-

mos adoptar en un futuro no muy lejano.

Por último, quiero mencionar que

cada día la figura del “operador logísti-

co”, “el corretaje de cargas” o cualquier

otra figura similar que ampare la activi-

dad del transporte sin poseer camiones,

va en franco detrimento de los verdade-

ros actores, ya que su gestión de “corta-

colas” no hace sustentable la actividad,

ni permite un crecimiento sostenido en

las diversas áreas del transporte.

El panorama es poco auspicioso para

quienes movilizamos el 94% de la car-

ga del país. Por ello, hoy más que nun-

ca necesitamos reencontrarnos como

familia con nuestros pares, recuperar

las confianzas, hacer fuerza en conjun-

to, trabajar para eliminar los “lomos de

toro” que nos dificultan nuestro andar,

crear conciencia en la autoridad de que

no se puede seguir así, volver a creer en

nuestros medios y generar las instancias

necesarias para producir estos tan espe-

rados cambios. Sólo así podremos seguir

apoyando el desarrollo de la industria en

este Chile que, de no tomar acciones in-

mediatas, perderá competitividad.

Hoy más que nunca los transportistas debemos reencontrarnos con

nuestros pares, recuperar las confianzas, hacer fuerza en conjunto y

trabajar para eliminar los“lomos de toro”que dificultan nuestro andar.

LOSDESAFÍOSDEUN

GREMIONECESARIOPARA CHILE

JOSÉ EGIDO ARRIOLA |

Secretario General CNTC-Chile

COLUMNA